¿Recuerdas aquella encina de copa amplia,
De tronco grueso, de ramas serpenteantes
que usábamos de asientos?
Hoy he pasado junto a ella
y has venido a mis recuerdos.
¿Recuerdas cómo trepabas hasta arriba
llegando hasta los cielos
para recoger las mejores bellotas
y vaciarlas en mi cesto?
Hoy al mirar las bellotas he visto en ellas,
el brillo de tus ojos negros.
¿Recuerdas cuando nos columpiábamos
en sus ramas, entre miradas tímidas
y el deseo, de unir tu boca con mi boca
en el más apasionado de los besos?
Hoy al pasar junto a ella
he sentido el sabor de tus labios
Y el frescor de tu aliento.
¿Recuerdas cuando corríamos
por aquellos largos senderos
que llegaban hasta el rio? …
Hoy con añoranzas yo recuerdo,
que fue el fin del principio…
que allí se dividieron.
Mª Carmen Díaz Maestre
12/12/2014
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