Es fácil esbozar una sonrisa, la cosita más insignificante la puede arrancar de los labios, a veces no reparamos lo suficiente en lo que nos rodéa. Ayer por la mañana, cuando iba a trabajar vi un jilguerillo posado en la ramita de un rosal, me llamó la atención porque no se suelen ver jilgueros dentro de la población, pero sÍ, allí estaba. Me quedé quieta mirándo su pecho de plumaje color amarillo y en los laterales del cuello su franjita rojiza, ¡ me arrancó una sonrisa y me produjo ternura, al darse cuenta de mi presencia voló hasta un escalón, yo despacio iba subiendo por la escalera hasta situarme a medio metro de distancia del pájarito, volvió a volar otro tramo, yo seguí subiendo por la escalera y se repitió lo anterior, al fín alzó su vuelo más largo y desapareció de mi vista pero llegué a trabajar con una bonita sensación.
Esta mañana, ocurrió casi lo mismo, Un jilguero estaba en otra rama de rosal, algo mas arriba que el de ayer, y creo poder asegurar que no era el mismo, el de ayer me pareció mas jovencito; el de hoy voló con más fuerza y el vuelo ha sido largo y alto, y además su plumaje no tenía los tonos tan intansos en el pecho, si, en las alas y al rededor de su pico. pero igual que ayer me ha provocado una sonrisa y un bienestar.
Mª Carmen Díaz Maestre
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