viernes, 12 de octubre de 2012

PILISAN, UNA PRINCESA MUY ESPECIAL


Para  ti Pili, en el día de tu onomástica, con cariño y deseando que pases un bonito día.

    
Érase una vez una princesa que vivía en su palacio situado en la cima de una montaña, allí se sentía como en el cielo  y libre como el viento. Por las noches viajaba hasta la luna en su ala delta acompañada de su príncipe consorte, desde ella contemplaba las estrellas y creaba sus poesías,  bellas poesías llenas de sensibilidad y amor.
Un día la princesa se puso muy triste porque desde la luna pudo ver la cantidad de niños que sufrían por sus discapacidades, se estremeció, sobre todo porque muchas personas los ignoraban, ella se compadeció de ellos y viajó hasta la tierra y se encaminó a uno de los colegios para niños especiales, llevaba consigo un gran paquete en el que guardaba varios regalos Lo primero que hizo al entrar en el colegio fue presentarse e ir sacando sus regalos.
-Yo soy la princesa Pilisán y vivo en un palacio en la cima de una montaña, estando sentada en la luna vino un hada y me dijo:
-¿Ves allí abajo a esos niños tan especiales y maravillosos? Pues ellos necesitan tu amor. Y aquí estoy para  daros mi amor y jugar con vosotros. Jugaremos a las hadas. ¿Vosotros sabéis quienes son las hadas?
Los niños no la entendieron y se miraban extrañados unos a otros. Ella continuó.
-Yo os voy a decir quienes son las verdaderas hadas y los verdaderos  aluxes.
Los niños seguían sin entender, pero ella siguió intentando explicarles quienes eran esos seres tan llenos de bondad y magia. Seres que solo existían si sabías imaginar.
-¿Cómo te llamas? –Le preguntó a una niña pelirroja.
-Lucía.
-Pues tú Lucía, eres el hada de la luz y por eso todo lo iluminas.
-¿Y tú? –Le pregunto a un niño que tenía los ojos azules.
-Yo Mario.
-Mario eres el aluxes del mar, por esos tus ojos tienen su color.
El niño sonrió feliz y le dijo a Lucía:
-Tú eres hada y yo aluxes y nos vamos a casar.
La princesa siguió preguntando los nombres a todos los niños, pero algunos no podían oírla porque eran sordos, otros no podían hablar, otros no podían caminar, en fin, todos eran niños con alguna discapacidad, pero a todos los miró por igual y fue dándoles un título.
A una niña que estaba en una silla de ruedas que no podía hablar bien y siempre estaba triste, le dijo:
¿Y tú como te llamas, bonita?
-Me llamo Gema.
-Tú por tu carita preciosa serás el hada de la belleza.
 Había un niño sordomudo y estaba triste porque cuando hablaban otros niños él no los podía oír  ni decir nada. Como la princesa no sabía hablar con el lenguaje de signos, llamó a su príncipe, porque él sí sabía, entonces la princesa le dijo al príncipe que le preguntara su nombre, éste le dijo que se llamaba Aarón, entonces la princesa le dijo:
Tú eres el aluxes de la fortaleza,
El niño sonrió y le mandó un beso.
Así continuó nombrando Hadas y Aluxes. Cuando todos tenían sus títulos jugaron a los poderes de la imaginación, cada niño o niña hacía lo que su título dictaba
Cuando nombró a Gema, ésta hacía como que se lavaba la cara y se maquillaba, pero también demostraba la grandeza del corazón que es la verdadera belleza.
Cuando nombró a Mario, éste hacía el sonido de las olas  con la boca y  con los brazos simulaba el movimiento.
. Cuando nombraba a Lucía la niña se imaginaba que era un hada que en su mano llevaba la varita mágica y con ella iba iluminando todos los rincones oscuros para que caminaran sin tropezar, y cuando nombró a Aarón, él hizo los signos de la fuerza sacando  Músculos y con su barita mágica le daba fuerza a los débiles, pero no solo fuerza física sino fuerza interior.
Cuando acabaron de jugar y la princesa tenía que regresar a su palacio, todos los niños estaban contentos, no querían que se marchara, pero ella les dijo.
-No puedo quedarme, tengo que hacer mi trabajo, pero volveré con más regalos.



No hizo falta preguntar que regalos les llevó, los niños lo sabían muy bien.
La princesa y el príncipe consorte montaron en su ala delta y emprendieron el vuelo hasta su palacio, con la promesa de volver. Todos los niños les decían adiós con las manos y les decían:
-¡¡Volved pronto!!.
Cuando se alejaron tanto que ni se distinguían, los niños volvieron a su colegio, todos estaban felices, aquel día, sus cuidadores y cuidadoras no tuvieron que levantarse por la noche, porque todos durmieron plácidamente. La princesa les regaló lo que ellos necesitaban, amor, comprensión y juegos.
No hacía falta llevar cosas materiales, de eso estaba llena la sala de jugos, ellos, aquél día recibieron el mejor de todos los regalos.
   La princesa  a veces también se ponía triste y enfermaba por eso a veces se sentía infeliz, pero entonces llamaba a sus tres hadas madrinas y  se reunían y debatían todos los pormenores. Estaba El Hada Ilusión, El Hada Comprensión y el Hada Alegría. Entre las tres hacían que nuestra princesa  recuperara la felicidad.



Y colorín colorado este cuento se ha terminado.

Mª Carmen Díaz Maestre.

12/10/2012       


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