jueves, 5 de abril de 2012

EL PARAGUAS CUADRADO

CUENTO

Aquel día llovía con fuerza, el viento era fuerte y persistente, Rocío, no se atrevía a salir de su casa porque le molestaba que la lluvia mojara su pelo recién peinado y así mismo le daba rabia que los coches salpicaran sus piernas cuando circulaban  por las calles en las que había baches formando charcos de agua; tampoco le gustaba a Rocío, que el viento la despeinara y le llegaran gotas de lluvia a la cara. ¡No quería salir! Isaac su hermano  mayor, le compró un paraguas,

pero no era un paraguas cualquiera, ¡No! era un paraguas cuadrado; el chico le dijo que ya nunca se mojaría si llevaba aquel paraguas, porque era mágico. Rocío creyó a Isaac y salió a pasear  feliz en la tarde lluviosa, pero no contó con el viento;  nada más salir de casa una fuerte ventolera de dio vuelta al paraguas, Rocío quedó tumbada en dicho artilugio y sin que le diera tiempo a reaccionar  un remolino la envolvió y girando, girando subía más y más por el espacio; asustada pedía socorro, pero ya estaba demasiado alejada del suelo para que alguien la escuchara, por lo que desconsolada se dejo llevar, al cabo de una hora  en su objeto volador, entendió lo que le quiso decir su hermano con que era mágico, aquella cosa cuadrada con ocho varillas y un trozo de tela era un paraguas mágico, porque cuando salió de casa llovía y ella no estaba mojada, pero ahora no sabía ni donde estaba, las nubes se quedaban por debajo de ella y se sintió muy sola, estaba enfadada con su hermano, aburrida de ver todo el rato nubes, cerró los ojos y se quedó dormida.
 El paraguas seguía por los aires y bajó unos cuantos metros, por lo que el paisaje ahora era muy diferente, se podían ver las montañas cubiertas de nieve y abajo el valle verde, en un prado pactaban unas vacas. Un águila rozó el mango de la improvisada nave voladora, con el estrépito de las alas sobre el mango y el zarandeo Rocío se despertó y contemplo el nuevo paisaje, quedó maravillada y se sintió feliz, al fin se sintió feliz y dejo de estar enfadada con su hermano, pero el viento seguía empujando y se fue perdiendo aquella panorámica tan excepcional para dar paso de nuevo a las nubes que iban cargadas de agua, Rocío temió que descargaran encima de ella y se acurrucó abrazándose al mango y apoyando la cara en uno de sus brazos, tuvo miedo, pero no le quedó mas remedio que tragárselo y volvió a cerrar los ojos pensando en el paisaje que había contemplado un rato antes, y soñó, soñó con el amor; un chico rubio de ojos azulisimos iba en una nave espacial y al verla en su mísera nave paragüistica, en un inmenso peligro la rescataba y la introducía en su acogedora nave. El chico en cuestión se llamaba Joan, y se enamoró de ella nada más verla, y así se lo hizo saber; Rocío se sintió alagada y justo cuando iba a decirle que ella también se había enamorado de él...  una ráfaga de viento frío hizo que se sobresaltara bruscamente y estuvo a punto de caer al vacío, pero pudo agarrarse fuerte a una de las varillas y libró la caída. no estaba en ninguna nave ni había ningún chico a su lado, todo había sido un bonito sueño que hubíera querido que fuera realidad, pero no, no era realidad y quedó desconsolada.
¡Pobre Rocío! Aún no sabía lo que le aguardaba, el artilugio seguía su vuelo empujado por el viento, un viento que se hacía cada vez más fuerte, por lo que viajaba a gran velocidad; se mareaba, temía caer por el precipicio, y se agarraba con fuerza, el zarandeo era vertiginoso y Rocío vomitó.
El  fuerte vendaval paró en aquel preciso momento dando paso a una agradable brisa y el paraguas fue descendiendo; la chica se sintió aliviada y reconfortada, su olfato descubrió el olor a mar, en principio la muchacha se alegró mas cuando descubrió que volaba sobre la inmensa masa de agua deseó que su paraguas volara rápido y se alejara de allí, tenía miedo de que su medio de transporte ahora se convirtiera en un débil barquito cómo los de papel; pero su deseo no se vio cumplido y el paraguas se posó suavemente en las aguas de un mar tranquilo, navegaba a  la deriva, ella solo veía agua y cielo, todo igual, todo azul.
Se miró y era el único punto de un color diferente y se sintió como  una hormiguita entre el relleno de un bocadillo gigante, ahora tenía mas miedo que cuando iba por el aire, ahora además podía mojarse el pelo ¡Que horror! se despeinaría y cuando llegara a tierra, cualquiera que la viera ¡que pensaría! en esas cavilaciones andaba cuando de pronto un gran pez saltó cerca de ella con la consecuencia de salpicarle las piernas, ¡oh, Dios! ¿y ahora con que me seco? pensó, y el paraguas empezo a dar vueltas como una gran peonza; en menos de cinco minutos alcanzó la costa y una maravillosa playa solitaria  la acogía, el sol abrasaba y rocío cayo desplomada; cuando se recuperó tuvo la gran sorpresa que su paraguas le hacía sombra, sonrió en medio de la tristeza que sentía y  camínó hasta el mar, mojó sus pies, despues sus piernas y asi hasta empaparse todo el cuerpo, metio la cabeza en el agua y se sintió feliz, y pensó, pensó en lo estúpida que había sido cuando no quería que la lluvia mojara su pelo, cuando no quería que la salpicaran los coches al pisar un charco, pensó, penso en lo necesaria que es el agua  y en la desgracia que tiene quien la escasea y pensó en el paraguas mágico que le regaló su hermano para que nunca se mojara. ¡lo tiraría! pero claro, está lejos de casa, si tira el paraguas...¿cómo volverá?... Sintió hambre por primera vez en su loca aventura, decidió ir a buscar algo de comer, por allí no había peces, además sería dificil de pescar asi, sin nada, solamente con las manos...¡Imposible! pero quizás haya mejillones en unas rocas cercanas a su lugar de "acampada" Rocío caminaba pensando en cómo se los iba a cocinar si no tenía fuego, sintió sed, pero no tenía agua dulce y decidió dar un sorbo del agua del mar, ¡Uf, que asco! ¡Que salada está! empezó a toser, toser y toser, de pronto sintió en la cara gotas de agua, abría la boca pero el agua solo mojaba su cara, una serpiente subia por sus piernas hasta llegar al cuello, estaba angustiada, queria gritar pero la voz no le salía y solo cuando iba a arrancarsela con sus manos despertó ¡Despertó!  ¡Estaba en el sofá de su casa! ¡todo había sido un sueño! Todo menos el agua en su cara, tenía la cara empapada y un cordón en su mano, miró hacia un lado y otro y allí sentado estaba su hermano Isaac riendo, al momento  le preguntó.-¿Que tal el viaje hermanita? Rocío no supo que contestar, se levantó del sofá (en el que se había quedado dormida) para ir a la cocina a beber un baso de agua, entonces vio un paquete envuelto en papel de regalo, al momento sintió un escolofrío y antes de que pudiera reaccionar le dice su hermano:- Te he comprado un regalo, ábrelo. Rocío coge el paquete, lo abre y ¡¡Sorpresa!! ¡El paraguas cuadrado! Isaac le dice:-Es para ti, es un paraguas mágico, con él nunca te mojarás.
Rocío mira a su hermano y entregandole el parguas le dice:- No lo quiero, gracias, ya no me importa que la lluvia me moje.
FIN

Mª Carmen Díaz Maestre.

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