Entró en mi casa sin que yo le invitara a pasar. Se instaló cómodamente como el mejor de los moradores. Yo le contemplaba atónita, no podía creer que eso me estuviera pasando a mí; pero él, cada vez se sentía más poderoso en mi propio hogar, y reía cuando me mira
ba y veía mi expresión de incredulidad. Me dijo su nombre, tan raro me parecía, que ni siquiera sabía pronunciarlo. –Me llamo Halloween. –Me dijo, y yo con cara de boba repetía: ¡Jalowin! Él reía y reía, pero lo peor era que intentaba asustarme, ya sacaba una cabeza chorreando sangre, ya salía con su rostro cadavérico en sus manos, o unos ojos sangrante fuera de sus cuencas. Pensé que intentaba echarme de mi propiedad y cuando se lo dí a entender se ofendió por pensar tan retorcidamente; eso es lo que me dijo, ¡Que yo pensaba maquiavélicamente! ¡Yo! ¡Yo que estaba cohibida en mi propia casa! Él decía: ¡Solidaridad, colega! Si, si, solidaridad, pero cuando yo le dije: Paga amigo, por solidaridad tienes que contribuir a los gastos de este carnaval, me dijo: I do not understand. (Yo no entiendo) Y como la que no entendía era yo, no me quedó más remedio que aguantar y callar. Él se instaló muy cómodamente, se asentó y ahora yo me visto de Halloween y juego a su mismo juego. Ahora somos unos extraños colegas.
Mª Carmen Díaz Maestre.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLWuXjfV76ThAIdkvxLGotldxTcEaiJyC7wjHyJzezbOlRYXG_n6ysDyz1pwRvke2eywf6Lb2AaKt5IneorxfJA6bURS_GCoCwID8DRVsLsWyeHmHx4PQsc82Iloat8S0s_VpSAjZboqpJ/s200/images+%25282%2529.jpg)
Mª Carmen Díaz Maestre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario