Se miró al espejo: ¡era inútil, no se reconocía! ¿Cuánto tiempo hacía que no se miraba en el espejo? No lo sabía, ella cada mañana se asomaba a él, pero quizás no se veía y aquel día se sorprendió, ¡no se reconocía! ¿Que fue de su cara, de su piel, de sus ojos? ¿Qué fue? Se aflojaron sus carnes, antes tersas como pura porcelana, sus labios rojos
como amapolas, sedientos de amor, su mirada clara y brillante como luceros que hacían competencia a las estrellas del cielo azul. ¿Dónde esta aquella mujer joven, con brío…? ¡Murió! La imagen del espejo miente, ¡no es ella! Se busca, no está, ¿Cuándo se fue? Quizás, hace una eternidad. Sin darse cuenta se esfumó.
M. Carmen.
13-5-2008
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