Llegó un
martes escalofriante entre una lluvia de granizos, era necesario que el sol
luciera para que ella pudiera salir de su escondite; pidió al cielo que se
cumpliera su deseo. ¡Qué bonito sería poder huir con su amada bajo un sol
radiante y un arcoíris como testigo! Ella lo merecía, pero... el cielo no lo
entendió.
Mª Carmen Díaz
Maestre
14/7/2015
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