Nunca pensé que sería capaz de hacerlo. Yo, siempre tan responsable de mis actos, tan
sereno, tan dócil, tan dulce, con tan buen
talante. ¿Cómo fuiste tan capaz de sacarme de quicio? ¿Qué más querías que te
demostrara ? Lloro mientras recojo tus restos esparcidos por la habitación,
pero ya no hay remedio, ya está hecho, y lo peor de todo es que tú, tú no tuviste la culpa,
fue ella, tras la pantalla, aquel martes me pedía más tiempo, cada vez exigía más de mí. ¡Pero yo tengo otra vida! A través tuyo, ella
logró sacarme de quicio y aquel martes...aquel martes te maté!
No hay comentarios:
Publicar un comentario