lunes, 16 de diciembre de 2013

LIS


Lis, miraba tras los cristales
con el frío en sus venas.
Congelándosele los deseos,
renunciaba a la espera.
¡No, no esperaré más! “Se decía ella”.
Y viendo la nieve caer,
sale a la calle dispuesta
a olvidarse de ese amor
que tanto la desespera.
Cae la nieve, están mal las aceras;
resbala, se desploma  y pierde el sentido,
y en su inconsciencia  balbucea,
Un nombre de varón,
“Mi Angel”, lo llama ella.
¡Renuncia a la espera!
El sol se abre entre las nubes
iluminando su cara bella,
Abre los ojos  y a su lado,
No está su amor, al que anhela.
Unos ojos negros  la están observando;
Se compadecen de ella.
Un calor sube por su rostro,
El rubor se le apodera.
Con ayuda de unos brazos fuertes
se levanta de la acera.
Camina con dificultad
pero al  momento se recupera
y al darle las gracias a su benefactor…
¡ha desaparecido de su vera!
La chica vuelve a su casa
Con el cuerpo roto
Pero con el alma nueva…
Mira tras los cristales
pero ya no espera
nada de ese amor
que tanto la desespera.
Su mente distraída
busca los ojos negros
del ángel de la acera.

 Mª Carmen Díaz Maestre
21/11/2013








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