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Su madre le advirtió que las plantas hay que regarlas para que luzcan esa hermosura y además que las hortensias eran delicadas, necesitaban de cuidados y mimos y mucho amor. Julio se comprometió a cuidarla y mimarla por lo que su madre le adelantó el dinero que necesitaba y el chico se fue a la floristería y compró la hortensia. Llegó a su casa emocionado, buscó el sitio mas aparente para que no sufriera ningún daño y la regó con cuidado y mimo. Cuando llegó la noche y antes de irse a dormir se la quedó contemplando e incluso le hablaba, le decía que era la planta más bonita que jamás había visto, y que la cuidaría siempre para que conservara esa hermosura, apenas durmió pensando en la hortensia.
Los primeros días la cuidaba con mimo, la hortensia tenía varios capullos nuevos, en la tienda le habían dicho, que si la cuidaba bien, las flores durarían muchos días, que debía de abonarla y no descuidarla pues de lo contrario se podría marchitar, él así lo hacía, pero un día le llamó un amigo para ir a jugar a su casa y con la emoción se le olvidó regar la planta, cuando volvió a su casa se acordó que no la había regado y cuando fue a verla estaba lánguida, las flores estaban mustias, todas mirando al suelo, sintió un vuelco en su corazón y fue corriendo a regarla, el chico estaba disgustado y le pedía perdón, y le decía que no lo había hecho queriendo que solo había sido un olvido pero que nunca más volvería a pasar, la regó y se quedo allí quieto frente a la planta para ver como reaccionaba, al cabo de buen rato la planta se fue recuperando y volvió a lucir, pero ya no como antes, pues varias de las florecillas que tenía se habían caído al suelo, Julio las miraba y las fue recogiendo una a una y con pesar las tiro a la basura. Pero la planta echó nuevas flores y había nuevos brotes, el chico siguió cuidándola hasta que otro día, se le volvió a olvidar, pero esta vez no se sintió mal, pensó que se recuperaría como la primera vez, que la señora de la floristería era una exagerada al decirle que necesitaba tantos cuidados, que no creía él que fuera tan delicada, ¡pues mira como se había puesto de bonita! Se quedó tranquilo, mientras la hortensia languidecía nuevamente, las flores se cayeron y los nuevos brotes se secaron, pasaron tres días sin que Julio la mirara, al fin, fue a ver a su hortensia y esta estaba marchita, un par de ramas más fuertes estaban un poquito más vivas pero no quedaban flores ni nuevos brotes, Julio intentaba revivirla pero ya no había solución, la había descuidado y la hortensia murió, ni las ramas mas fuerte pudieron retomar, Julio lloraba desconsolado, se había quedado sin su planta, esa que le alegraba con sus flores blancas, esa a la que él hablaba y parecía escucharle, lloraba y decía que no entendía cómo podía haberla descuidado tanto, allí se quedó Julio con sus lágrimas, pues la flor ya no estaba con el.
FIN
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Moraleja:
Si no riegas cada día a tu amor, si lo descuidas, si olvidas o desprecias lo que él te da, un día puede morir como murió la hortensia, triste y sola, después los lamentos no te lo devolverán.
Mª Carmen Díaz Maestre
1 comentario:
Pues si, así es, el amor hay queregarlo cada dia como una planta para que no se marchite.
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