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Cómo vampiros te chupan la sangre,
cómo un enjambre de avispas asesinas
te clavan el aguijón.
Te explota la cabeza,
se te inflama el corazón,
te enfadas... te decepcionas...
El tiempo pasa y perdonas,
y cuando vas digiriendo el veneno,
cuando se van desinflamando tus órganos,
cómo cuervos aparecen de nuevo
y te sacan hasta los ojos;
se te retuercen las entrañas,
ya no puedes ni llorar,
y ellos...
como hienas carroñeras
se ríen en tu cara,
porque a pesar de lo que te jodan,
tú, perdonas y callas.
Porque a pesar de lo que te hagan...
¡Nunca, nunca, nunca,
nunca, nunca pasa nada!.
Mª Carmen Díaz Maestre.
21/4/2017
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