Nadando entre dos aguas,
un pequeño pez se deslizaba y
buceando en las profundidades
soluciones a sus problemas buscaba,
sin darse cuenta que en la superficie
la respuesta le esperaba.
Pero por presiones internas
el pobre pez no razonaba,
y no entendía que su dilema
tan fácilmente se remediara.
¿Cuál es la solución?
Preguntó con la cabeza gacha.
Respondiole una voz:
-Dejar de nadar entre dos aguas,
tomar tu propia decisión o...
tomar tu propia decisión o...
recoger tu equipaje
y marcharte a tu casa.
Mª Carmen Díaz Maestre.
18/1/2016
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