CRUZO EL
MAR EN UN BARQUITO DE PAPEL
He apagado
el televisor para disfrutar de mi tiempo de soledad, en silencio, un silencio
roto solamente por el traquetear de mi teclado y el golpear de la lluvia en los
cristales de mi ventana.
En esta soledad deseada, echo a volar mi imaginación
y escribo:
Estás lejos,
lejos de mí, lejos de todo, pero cierro los ojos y cruzo ese mar oscuro en un
barquito de papel. Me hago pequeña, como Gulliber y navego ansiosa para llegar
hasta ti. El mar está en calma y es fácil la navegación, y llego a la costa,
allí estás tú esperándome, desembarco llena de alegría, te veo en la oscuridad
de la noche, tú me dices: ¡Ven! Y camino hacia ti, pero no llego nunca,
atravieso la playa de arena, te veo, estás ahí, esperándome con esa sonrisa que
me encandila, corro, corro y no llego nunca, pero estás ahí…estoy cansada, me
rindo, no puedo caminar más, te llamo pero no pareces oírme, me rindo… Recuerdo
que para navegar en mi barquito de papel me hice pequeña, ¡claro, por eso no
llego hasta ti! ¡Pero tú me llamas! ¿Acaso me ves?
Vuelvo al mar y evoco a Nix, Dios de la noche, para que me ayude, y
caigo en un sueño profundo, allí mismo, en las rocas mojadas por el vaivén de las olas.
En mi
sueño siento que crezco. Despierto cuando despierta el alba, un cielo púrpura
me arropa, miro mi mano derecha sorprendida, en ella aprieto fuerte una
caracola, miro a mi alrededor…¿Dónde estás ? ¿Donde está el mar?¿Cómo llegó hasta mí esta caracola? ¿Dónde está
mi barquito de papel? Instintivamente llevo la caracola a mi oído y escucho el
rumor del mar, y lejos muy lejos una voz que me dice:¡Ven!.
Mª Carmen Díaz Maestre
14/11/2014