Mi querido Tango:
Hoy hace una semana que no estás entre nosotros y te
echo tanto de menos… deseo abrazarte y no estás, y nada ni nadie ha podido
sustituirte, a nadie le puedo dar ese abrazo que a ti te daba, y siento en mi
pecho ese vacío que solo dejan los seres a quienes queremos de verdad. ¡Te echo
tanto de menos… que ni yo misma me podía imaginar que esto me pasara! Ya nadie
me espera por las mañanas como tú lo hacías, en mitad del pasillo con carita
alegre esperando a que yo saliera de mi habitación para recibirme con alegría,
¡cómo corrías hasta la cocina y volvías
a mí a ver si yo te seguía! Cuando veías que cogía el vaso azul para ir a
llenarlo de pienso para ti, corrías escaleras arriba contento porque sabías que
ya te daría tu comida; recuerdo cuando tú estabas deseoso de empezar y yo te
decía, no, Tango no, a la de tres, ¡venga, a la una, a las dos yyyy a las
tresssss! Y te lanzabas al comedero. Mientras yo contaba, tú estabas nervioso,
a veces querías empezar a comer antes y
como te sujetaba, ladrabas, y yo me reía, me reía mucho y te abrazaba.
Desde el sábado pasado, mi corazón está triste, y mi
mente no ha dejado de pensar en ti, no sabes precioso, lo que daría por poder
volver a abrazarte, tu mirada y toda tu imagen permanecen en mis retinas, te
veo corretear, olisquear, te veo lo pillín que eras cuando te comías algo de la
calle (que tú sabías que nosotros no queríamos que comieras nada de la calle) y
tú me mirabas y después echabas a correr. ¡Son tantos recuerdos los que nos has
dejado! Pero mis brazos están sin ti.
¡Te quiero Tango!
Mª Carmen Díaz Maestre.
20/4/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario