Caminaba por una senda asfaltada
Con flores en sus orillas
Y me sonreían cuando pasaba
Las alegres campanillas.
Las rosas me ofrecían su belleza,
El romero su aroma,
Las margaritas su elegancia
Y su color las amapolas.
Más de golpe mis ojos se llenaron
De un negro abismo…
Eché la vista atrás
Para desandar el camino.
¡Ya no había senda ni flores!
En su lugar, solo un negro camino.
Un sendero pedregoso
Con cardos y rastrojos
Que arañaron mi alma.
Fui sorteando el camino
Entre aquellas piedras pardas
Y rasgando mi vestido
Llegué a la explanada
Allí escondí mi dolor
Y aparenté, mantener la calma.
M. Carmen
7-5-2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario